- Varios estudios han revelado que el acariciar a un animal es eficaz para aliviar el estrés y bajar la presión sanguínea, (Graham., 1999). Esto no es una mera apreciación sino que estudios médicos revelan que las personas que tienen algún animal, tienen una presión sistólica y los triglicéridos en el plasma sanguíneo significativamente más bajos que los que no los tienen.
- Un estudio realizado en Australia, determinó que tener un animal reduce notablemente el riesgo a padecer enfermedades coronarias, (Graham., 1999).
- Estudios epidemiológicos indican, que tener un animal supone acusar menos problemas de salud, menos necesidad de medicación y menos factores de riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares, (Fine, 2006).
- Jóvenes con limitaciones físicas pueden llevar a cabo actividades directamente con los animales. Si un niño o niña tiene la capacidad de prensión disminuida, el hecho de tirarle una pelota a un perro le proporciona un ejercicio extremadamente útil para su recuperación y a la vez es divertido.
- Los animales están considerados como una medicina preventiva. Su cuidado y el afecto hacia ellos promueven la salud y prolongan la vida.
- Aceleran la recuperación de enfermedades y de cirugías.
- Favorecen el fortalecimiento de los músculos.
- Aumentan el nivel de coordinación, incrementan la movilidad y mejoran el equilibrio.
- Los animales de terapia, satisfacen la necesidad universal de los seres humanos para el contacto físico. En muchas ocasiones las personas inhibidas que rehúyen del contacto físico con seres humanos, con gusto se acercan a los perros para acariciarlos.
- Aplicaciones en jóvenes anoréxicos que han conseguido resolver su problema gracias a cachorros a los que tenían que cuidar, educar, pero sobre todo alimentar. Los gestos diarios y rutinas de alimentar a los animales les permitieron que, poco a poco, fueran consciente de su enfermedad y el camino a iniciar para resolverla.